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domingo, 27 de marzo de 2011

Y así es la vida...!


El ajedrez resulta un juego insuperable, por los indudables paralelismos que tiene con la vida.
Las piezas se mueven sobre un escenario prefijado, poseen distintas jerarquías y valor, hacen o no hacen movimientos que como consecuencia, se traducen en aciertos o en errores y en fracasos. Las piezas dependen unas de otras para su progreso y su triunfo. Por si fuera poco, todas las piezas tienen sus oportunidades de brillar y el más pequeño rival (el peón) puede acabar contigo. Durante el juego te puedes mostrar expansivo y decidido o reservado y conservador, dependiendo de cada momento de la partida y de cómo evolucione esta. Ganes o pierdas, al final todas las piezas, independientemente de su valor, vuelven a la misma caja.
Parece que luchas contra un rival, pero en realidad luchas contra ti mismo y tu capacidad de idear, proyectar o arriesgar y anticipar las jugadas o el futuro. La situación de la partida puede llegar a ser desesperada, pero si continuas luchando quizás puedas ganar.
Y por si fuera poco, y aunque existe una débil relación entre inteligencia y habilidad en el ajedrez, el factor que explica mejor la brillantez de los jugadores, es el número de horas de práctica. Una buena lección para los que piensan que no es posible mejorar nunca, si ya de entrada no se cuenta con las condiciones adecuadas y perfectas.
Y hay que entender que no basta la inteligencia para ganar a este juego (en realidad a ninguno). Al tratarse de una competición, se valoran otras habilidades no exclusivas de las mentes más potentes: La capacidad para controlar los nervios, la tensión y la presión o la de no desanimarse y combatir, manteniendo viva la ilusión de la victoria hasta el final.

2 comentarios:

  1. Increible tu blog, te doy mis felicitaciones.Escribes bastante bien y además tienes unos temas muy buenos.
    Sigue así, que llegarás lejos.
    Un saludo!
    H.L

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