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miércoles, 31 de agosto de 2011

Querido yo:

Tienes que caminar y pretender que tu vida no sea un completo desorden. Pon música en tus oídos y si es necesario busca la canción mas animada que no te haga pensar, para que tu caminar no sea lento y pausado cada vez que te ataquen los recuerdos. No te detengas. Ahora respira un poco, lo mereces. Mira a tu alrededor, estas rodeada de gente que dice quererte y respetarte, aunque lo último sea relativo en este tiempo, ya que parecen tener más fuerza las decisiones de ellos que las tuyas. Te crees débil en este momento, pero tu no eres así, no te preocupes, tienes tiempo de sobra para recuperarte, entiendo que estés confundida, pero siempre lo has estado, es solo que ahora te has demorado un poco de más. 


Es tiempo de que te detengas un poco y analices bien a donde quieres llegar. Yo sinceramente creo que ya tienes que quitarte esa idea que tanto te atormenta. Sé que no es fácil pero debes intentarlo. ¿Te das cuenta el daño que te haces? Es bastante obvio que tienes que detenerte de una vez por todas, aunque duela mas que seguir. 


Creo en ti, en que aun puedes encontrar un camino que no te haga daño, en que la vida dejará de ser algo tormentosa e infeliz. Pero insisto, tienes que liberarte, atreverte a romper esas cadenas que ya te están ocasionando heridas que, créeme, con el tiempo se harán incurables si no haces algo al respecto.

Solo intento rescatarte, orientarte un poco. Soy la voz que nunca escuchas, y no sabes las ganas que tengo de mostrarte que fuera, hay un gran hueco de felicidad para ti...lo sabes.

Ais.

No me puedo quitar esa imagen de la cabeza. No puedo ignorarlo. No quiero. Podría pasarme horas convenciéndome una y otra vez de lo mismo sin conseguir resultado alguno, ¿para qué? si en menos de un minuto descolocas las piezas. Luego no sé organizarlas, ordenarlas, no consigo encajarlas, me aburro de intentar colocarlas y termino por abandonarlas a un lado. Las cosas no son tan fáciles como parecen. Esta situación se nos ha ido de las manos...

domingo, 28 de agosto de 2011

Unsafe (your fault).

Hoy es uno de esos días en el que sientes la constante necesidad de llorar. Eres feliz, o eso crees. Todas las señales que hay a tu alrededor indican que lo tienes todo en tu mano para lograr esa felicidad cósmica de la que tanto has oído hablar.
Aún así lloras hasta que tus ojos te piden un descanso.
Pensabas que nunca volverías a sentir aquella horrible sensación.
La inseguridad hace acto de presencia en tu mente, tirando al traste esquemas que creías más firmes.
Hoy es uno de esos días en los que las palabras "Lo siento" toman el control de tus labios y se pronuncian una y otra vez. Intentando, así, cesar las voces que intentan ayudarte a salir del pozo y hacer que brilles otra vez.
Necesitas salir por ti misma adelante, como hacías antes, al menos una vez más.

martes, 23 de agosto de 2011

*

Ya sabes, eso de lo que se habla y no se ve.
De lo que viven los ilusos y que adoptan los crédulos.

Una mirada, dos pasos, tres palabras, cuatro caricias, cinco suspiros, seis emociones, siete besos, ocho sueños, nueve promesas y un amor.

domingo, 21 de agosto de 2011

Mañana siempre es tarde.


Mañana, siempre mañana. Tenemos una capacidad asombrosa para vivir en el mañana, despreciando la mayor parte de las veces el presente y como si la solución a todos nuestros problemas o inquietudes o el logro de nuestra mayor parte de felicidad o el mejor de nuestros momentos, sólo pudieran ser parte del futuro.
Creo que es poco inteligente desaprovechar o dejar correr los días pensando siempre en que los vamos a encontrar mejores. Las cosas no funcionan así. Lo que tenemos y disfrutamos, lo tenemos hoy, y quién sabe si lo tendremos mañana. Por tanto, fiarlo todo al porvenir aplazando las intenciones, no parece aconsejable.
Más nos vale hacernos a la idea, por dura que resulte plantearla, de que el mañana no existe. Que mañana es solo una vaga ilusión o una promesa que bien puede cumplirse o no. De esa manera, evitaríamos la tardanza de todo disfrute y el aplazamiento de proyectos, planes o sueños, que ciframos poder hacer siempre en el tiempo que llegará y nunca en el que estamos.
Un hoy vale por dos mañanas. La esencia de la vida está en el presente. El ayer pasó y el mañana es incierto y por ello deberíamos aprovechar el 'hoy', lo único que verdaderamente poseemos.
Piensa en todo lo que has pospuesto y empieza a hacerlo ya. ¿Son muchas tus acciones pendientes? Pues como todo, hazlas una a una, pero comenzando hoy. Para quien tiene claro lo que quiere, mañana siempre es tarde.

Retos.

Es esa embriagadora sensación que percibes con nitidez desde la cima, una vez alcanzado plenamente un objetivo. Te has volcado con todo tu empeño en él; has luchado más allá de lo que pensabas que podrías envolverte para conseguirlo; te has desgastado hasta el agotamiento, y das paso a la euforia propia de aquél que logró finalmente lo que tan poco le llevó soñar y tanto le ha llevado conquistar. Una íntima satisfacción comparable a nada más, te hace estallar de orgullo y te sientes, literalmente, en la cima de tu vida...
Y es que por fin has alcanzado aquello por lo que te has estado esforzando tanto y por lo que probablemente reistes, llorastes, sufristes y disfrutastes alternativamente. Aquello que te dejó sin dormir y que a la vez, y de forma paradójica, fue lo que te hizo dormir mejor. Lo has alcanzado y te sientes rebosante y lo celebras pero; ¿cuánto te dura la satisfacción?
De repente, te das cuenta de que esa montaña escalada forma parte de una cordillera y mirando a tu alrededor, adviertes que hay otros muchos retos por conseguir y fijas de nuevo tu horizonte en la obtención del siguiente.
Parar, detenerse para siempre, puede ser una opción (de hecho lo representa para muchos), pero la gente más valiosa necesita una misión permanente para sentirse viva en su plenitud.
Se dice que somos lo que hacemos, para cambiar lo que somos y esa tarea no se extingue jamás. Los conformistas afirmarán que el impulso responde a una desproporción de ambición; yo sin embargo, considero que el planteamiento y el cumplimiento de nuevas expectativas es parte de la tarea de completarnos y así, hasta llegar a convertirnos (quién sabe cuándo) en la auténtica persona que podíamos llegar a ser.

Excusas.


Nadie mejor que nosotros sabe si lo que hacemos es suficientemente bueno y si es el resultado de lo mejor que seríamos capaces de hacer, pero creo que nunca deberíamos de despreciar la crítica cuando el desenlace de nuestra tarea es negativo. El problema es que no somos capaces de reconocer lo que para el resto resulta obvio.
Es mucho más ilustrativo y moralizante, reconocer cuando algo de lo que haces simplemente no funciona, que justificarse, por ejemplo, en el mal gusto o falta de inteligencia de los demás o en la carencia de las herramientas apropiadas para llevarlo a cabo o en la impertinencia temporal de la propuesta (que hubiera triunfado sin duda en otro momento) o puestos ya explicar un fracaso, argumentar que resulta que ese día llovió o que salimos tarde de casa o que fuimos al dentista y nos mareamos... cualquier cosa para proclamar al mundo que, al contrario de lo que el mundo ve, nosotros no nos hemos equivocado.
Nunca-hay-que-dar-excusas. Estas palabras deberían estar grabadas a fuego en nuestros subconscientes. Nunca. Las excusas sólo sirven para certificar nuestra incompetencia. Es así de simple. Cuando tienes excusas o buscas una defensa, estás reconociendo un error y no esquivándolo, como se pretende. Al buen entendedor sólo le bastará escuchar una excusa, para saber que te defiendes de algo que no hiciste bien.

^^

¿Cómo podrías definir algo perfecto? Ni nada, ni nadie es perfecto. Ni siquiera las acciones ni los momentos y tampoco un día concreto. Además, ni por estar con unas personas u otras. Pero de lo que uno tiene que estar seguro, es que esas acciones y esas personas con las que lo hemos compartido, convierten esos momentos en únicos e irrepetibles.

Piensa en lo que tienes y no en lo que te falta.


Lo importante, cuando uno pretende cambiar algo en su vida con lo que no está de acuerdo, es meditar sobre ello. Intentar entender cuál puede ser el origen de un malestar o el porqué de la inquietud que sentimos. Qué es aquello con lo que no estamos conformes y que de repente (o no tan de repente), nos anima desde dentro a mover algo que creíamos bien cimentado. Tomarse tiempo para valorar lo que se siente y ver si tiene posible arreglo antes de emprender el camino del cambio, es fundamental.
Y también es crucial, no generar unas expectativas tan ambiciosas y perfectas sobre lo que vamos a encontrar una vez tomada la decisión del cambio, que nos veamos después defraudados e incluso peor que antes. A veces, cuando cambiamos algo, no cambia nada y conviene saberlo y es así porque las causas de la intranquilidad no estaban en lo que hemos cambiado. Así que con cuidado y a pensarlo bien.
El cambio no sólo se produce tratando de obligarse a cambiar, sino tomando conciencia de lo que no funciona.
Piensa en todo lo que tienes, no en todo lo que te falta. ¿Conformismo? ¿Resignación? ¿Sumisión? Nada de esto, sólo y tal vez, generosidad.
Muchas veces estamos tan pendientes de los logros por venir, de conseguir tal cosa o aquella otra, de alcanzar tal rango, estatus o privilegio, que nos olvidamos de valorar -y es un claro desprecio- lo que ya tenemos.
La vida es muy sabia y nunca deberíamos llegar a esta situación, pero a la vida sólo le haría falta un pequeño soplo adverso y hacer que desapareciera algo de lo que ahora no valoramos, para que de repente diéramos todo aquello que creíamos que nos faltaba a manos llenas, con tal de recuperar lo que se fue. ¿No es así?