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lunes, 23 de mayo de 2011

¿rutina o un proyecto nuevo?


Todo lo que me gustaría hacer trato de sacarlo del condicional y pasarlo a presente.
La semana por delante y en el mapa que nos guiará a través de ella, aparecen momentos repetidos con una cara muy definida y concreta en los que sabemos -sin necesidad de pensar demasiado- qué es lo que vamos a hacer casi con total exactitud.
Son todos aquellos instantes que forman parte de la rutina que hemos establecido en nuestras vidas y que mecánicamente vamos realizando sin salirnos en exceso del guión previsto. Será la ruta y el medio que escogemos cada día para ir a clases, el horario de descanso, a la misma hora en el mismo sitio, el almuerzo mañanero, generalmente lo mismo y en la misma cantidad, las tareas definidas que forman parte de nuestros hábitos, los saludos prototípicos con la misma gente con la que nos cruzamos cada día, incluso algunos temas que siempre se incorporan a nuestras conversaciones. La conclusión es que tenemos buena parte de nuestros días programados, medidos y tasados.
Necesitamos días estables en los que una cantidad precisa de cosas sean las que tienen que suceder y no otras. Necesitamos que los días se compongan de un número de sucesos predefinidos, porque lo contrario podría ser apasionante, pero imposible de sobrellevar. Un día y otro y otro más en el que todo resultará completamente diferente creo que acabaría con nuestra resistencia en poco tiempo.
Ahora bien, eso tampoco implica que no intentemos romper nunca la dinámica y no nos propongamos cambiar las pautas establecidas.
Todos tenemos cuentas pendientes con la vida. Cosas que nos gustaría hacer y que vamos posponiendo dándonos argumentos para justificarnos y salvar nuestra honrilla personal. Sueños y proyectos aplazados, incompletos, suspendidos, prorrogados, en trámite ... Hay que ponerse con ello y tratar de ir encajándolo en medio de la vida 'establecida'.



¿No es el momento? Nunca lo será si no decidimos un día concreto que ya está bien de soñar sin hacer y no establecemos un plan para ir tachando de la lista todas las cosas que hemos ido posponiendo. No tiene que resultar trágico, pero ya sabeís que esto de la vida tiene un límite.

Live you life.


Baila como si nadie te viera; canta como si nadie escuchara; ama como si nunca te hubieran herido.
No estaría de más adoptar esta vida como cotidiana norma de conducta y teniéndola como divisa, lanzarnos a exprimir la vida hasta lograr extraer de ella todo el zumo que contenga. Hasta la pulpa. Hasta su última gota. Sacándole todo el partido posible y aprovechando sus infinitas posibilidades. Sin timidices, rigideces ni prejuicios.
Los convencionalismos sociales (lo que está bien visto hacer) nos oprimen demasiadas veces y nos limitan de tal manera, que renunciamos a ser naturales, para adaptarnos a un entorno que no favorece la espontaneidad y así, vamos viviendo con el freno de mano puesto, convirtiéndonos en una pálida versión de lo que seríamos ... si nos dejaran demostrarlo.
No se trata de marcar una pose. Nada impide tanto ser natural como el deseo de parecerlo, pero tampoco de guardarnos dentro permanentemente las expresiones más sinceras de nuestro carácter.
Si tenemos la urgente necesidad de manifestar alegría; hagámoslo. O en la vertiente opuesta no ocultemos la tristeza en lágrimas solitarias. Cuando cantemos no lo hagamos en un susurro; probemos qué tal de fuerte es nuestra voz. Bailemos las danzas o los ritmos de la vida, como lo hacemos cuando estamos convencidos de que nadie nos observa.
Una de nuestras principales misiones es la de complacernos y eso implica que no deberíamos reprimir nuestros sentimientos permanentemente, ni tampoco articularlos de tal manera que no se parezcan en nada a lo que sentimos en realidad.

La prisa mata.


Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir.
Lo único que verdaderamente importa, es saborear cada pequeño o gran placer que nos proporciona la vida; con deleite, pausa y detalle y no impregnar en ese desorden de prisas y estrés que nos arrastra y que nos priva de recreos necesarios para el ánimo como los son la reflexión, el descanso y la serenidad, cuya carencia deriva inevitablemente en ansiedad. Y el problema que destaca la ansiedad es que es el componente principal de los problemas de estrés.
Algunos de los principales deseos que causan ansiedad podrían ser:
*El deseo de tener siempre el amor y admiración de toda la gente. Hay que asumir que habrá gente que no nos querrá, ni nos apreciará, ni nos admirará nunca. Es así, hagamos lo que hagamos. ¿Existe algún problema por ello?
*El deseo de ser enteramente competente todo el tiempo. Nadie lo es. Nadie es en todo momento perfecto y nadie es capaz de vivir sin cometer errores.
*La creencia de que factores externos son causa de todas las desgracias. No. Eso si que no. Lo más sensato y valiente es no buscar fuera las causas y las culpas de cuanto nos pasa y ser absolutamente responsables de la vida que vivimos en todos sus términos.
*El deseo de que las cosas sean siempre de la manera que queremos y que la gente siempre haga lo que deseamos. Una de las tareas más fatigosas e inútiles, es pretender que los demás hagan las cosas como nosotros exactamente pretendemos y agotador también resulta pensar que sólo es visión nuestra la forma de hacerlas.
*La creencia que las experiencias pasadas controlarán inevitablemente lo que sucederá en el futuro. Lo que hemos sido, lo que hemos tenido, lo que hemos vivido, no marca, si no queremos, lo que seremos, tendremos y viviremos en adelante.

 ¿Recrearse en el pasado y desanimarse o pensar en el futuro y seguir viviendo plenamente?

domingo, 15 de mayo de 2011

Con trocitos...

Puedo ser los viernes por la noche y tu los domingos a la mañana. Puedo ser Barbie y tu Ken, yo Julieta y tu Romeo. Puedo ser la improbabilidad de cualquier fenómeno meteorológico. Y ya ves, un día te quiero y a lo mejor al día siguiente no, puedo odiarte por la mañana y aparecer entre tus sábanas por la noche pidiéndote que me digas lo mucho que te gusto. Yo puedo quererte los días pares, y tu a mi los impares.

Así, tal cual...

Ya lo sé, no hace falta que me digas la de veces que me equivoco. Soy así, y de errores se vive y se aprende, o eso dicen.
Soy rara, no me gustan los horarios, prefiero vivir de lo espontáneo. Tampoco soy cariñosa, pero tengo una manera especial de querer a las personas y creo que, aunque sea poco, lo demuestro.
Me preocupan demasiado los problemas, tanto los míos como los de las personas que más quiero.
Me gusta que me muestren interés, que me pregunten de vez en cuando qué tal estoy, cómo me va.
Cuando me enfrento a algo, puede que me ahogue en un vaso; y otras, puede que me sienta tan valiente que incluso tenga la sensación de flote en el mismo vaso.
Soy bastante susceptible. Algunas veces, cuando nadie me ve "desaparezco". Me encantan las canciones que transmiten esa sensación de bienestar que pone la piel "de gallina", esas que al escuchar la letra o su melodía sacan lo mejor de cada persona.
Grito cuando no me escuchan. Me enfado con cualquier tontería, pero se me pasa al rato. No me enamoro fácilmente, pero sí profundamente. Me considero una persona más en este planeta, pero no piensa irse sin saberlo todo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Ellas.

Bueno chicas, no sé si os comenté algo, pero tenía pensado hace tiempo escribiros una entrada exclusivamente para vosotras. Lo primero, daros las gracias por molestaros en leerlo.

No ha pasado demasiado tiempo desde el día que nos conocimos, que si mal recuerdo fue el 29 de septiembre del pasado año, aunque en realidad ese día conocí a Ester y a mercedes. Fue un gran día con vosotras dos, hay que reconocerlo, y siguen siendo tan buenos como aquel, con nuestras risas diarias, que de eso no puede faltar y otras tantas cosas. Todavía sigo pensando (y Ester también) como nos conocimos las demás, si fue tan solo una semana después o algún tiempo después  y de qué manera… es curioso, no recuerdas como conoces a las personas con las que vives el día a día, pero si recuerdas la tontería más grande que soltó días, o meses atrás, como el famoso “maría” (Merche que sepas que es desde el cariño).


Ester, eres exclusiva, se puede confiar en ti, sin ningún problema, y ya de primeras tuvimos algo en común, ya tú sabes! Conviertes mis clases de aburrimiento en risas y más risas. Que si he tenido un mal día, ya estás tú ahí para que sea todo lo contrario. Un buen dibujo, como el de la babosa, es un clave ejemplo.

Merce, eres única. Tan pequeña y tan tranquila, pero tienes cada comentario que me rio muchísimo contigo. Por una parte, el tan conocido, María. Hay que reconocerlo, tuvistes coraje al preguntarle si la podías llamar así, yo no habría sido capaz, sinceramente. Por otra parte, tu terror a las palomas, cada vez que vemos una, te asustas, me río, pero lo mal que lo pasas no tiene precio alguno.

Marian, eres peculiar. Tienes un carácter bipolar, aún así te aprecio muchísimo. Nuestras miles de comidas en la facultad (incluido nuestro "guarricafé"), nuestras charlas, y nuestras cosas comunes en la amistad. Sin olvidar el día del céntimo, fue impresionante, alucinábamos. No pudo terminar el día mejor. Eres increíble.

Alexia, eres especial. No sé si serás de esas personas que solo transmiten lo bueno de ellas, o yo no soy capaz de ver nada negativo en ti, tal vez “te vea con buenos ojos”, aunque lo dudo. Siempre que te ríes me río, tienes una risa contagiosa. Y el día que conseguimos salir las cuatro, tuve una noche de bajón, y vi que te distes cuenta, y que me intentastes animar, y aunque no lo creas, lo conseguistes. Te lo agradezco mucho. Espero que te animes a salir más veces con nosotras.


Como podéis observar, todas conseguís sacarme una sonrisa diaria. Quiero que sepáis que valéis demasiado y que personas como vosotras hay muy pocas, por no decir que solo cuatro. Espero que durante estos 5 años, sean tan buenos como lo que llevamos de tiempo juntas.

Gracias por todos los momentos vividos, y que os quiero muchísimo.