Seguidores

miércoles, 29 de febrero de 2012

Breathing.


Sólo te extraño cuando respiro.
Sólo te necesito cuando el corazón me late.
Este sentimiento no es el habitual. Eres la única cosa en la que creo.
Sé que volverás a mi y estaré esperándote aquí hasta el fin.
Eres tú, eres ese algo que me mantiene viva. Eres la droga que necesito. El paraíso que estoy buscando. 
Estoy gritando tu nombre, pero no me respondes. Sé que te besé, ¿o fue sólo una fantasía...?

sábado, 25 de febrero de 2012

Como agua para chocolate.

Todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encender solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela. En este caso, el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una indiferencia placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla. Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca.

viernes, 24 de febrero de 2012

Volar sin alas, volar sin aire, volar muriendo...


Eres muy rara.
Te pasas la tarde sin hacer nada cuando sabes perfectamente que luego no te dará tiempo a terminarlo todo; te quedas dormida encima de la cama mientras lees un triste libro aburrido que te han mandado, y sigues soñando las mismas tonterías de siempre. Luego te despiertas y haces que estudias cuando tu madre entra en la habitación, sabiendo que en cuanto salga cerrarás el libro. Más tarde te vas a duchar, ya se te ha pasado la tarde. Si tienes ganas, cenas, y si no vuelves a tu habitación a no hacer nada. Piensas que estás desaprovechando tu vida pero no haces nada por evitarlo, te da igual, ya nada parece importante.
Abres la persiana y ves como la noche se come tu mundo, y solo queda luz en aquella estrella. La miras y deseas que todo vuelva a ser como antes, que vuelvas a sentirte útil y capaz. Enciendes la lámpara y te sientas en la cama a escribir todo aquello que no te atreves a confesar en voz alta y que sólo un teclado podría comprender. Pasan las horas, y tú sigues ahí despierta; para cuando logras conciliar el sueño, ya son más de las cinco. Sólo te quedan pocas horas hasta que el ruido de ese horrible despertador irrumpa en tu cabeza mientras sientes que ya no aguantas más.

jueves, 23 de febrero de 2012

Indecisión.

Siempre me ha intrigado no llegar a entender por completo, en qué medida somos plenamente conscientes de cada una de las decisiones que tomamos, y que van moldeando nuestro día a día, colocando o recolocando, cada pieza en ese complejo puzzle que es la vida. Desde que nos levantamos y hasta que volvemos a dormir vivimos obligados a elegir, de manera constante entre un torrente de posibilidades. Actuamos, determinando a cada momento lo que queremos, y lo que no. Lo que dejamos, y lo que tomamos. E incluso, lo que pensamos o dejamos de pensar. Tal vez, visto en la distancia, cada decisión debería llevarse a cabo estrictamente por la ley de la lógica. Quizás, deberíamos valorar los pros y los contras de cada alternativa y analizar las expectativas y los aspectos positivos y negativos de cada elección… quizás. Y que esta sería, la única manera de decidir bien. Pero dónde encajamos aquí un palpito tan efectivo como la intuición. El impulso que nos dice qué es lo mejor para nosotros, sin análisis previo. Cada elección va creando nuestra vida. No podemos tener la certeza absoluta sobre nada. Cuando optamos por un camino u otro, o elegimos a una persona frente a otra, o una idea ante su contraria, y sigamos el método que sigamos, lo hacemos convencidos de que en ese momento es lo mejor para nosotros e incluso para los demás. Por tanto, no cabe volver atrás sobre ello. Elegir es difícil, pero no queda otra.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Renunciar es la manera fácil y aceptable para dejar de sufrir.


Cuando se eterniza la resolución de nuestros asuntos y el tiempo, va limitando poco a poco las ilusiones y quitándonos cada día una pizca de aliento. Cuando las certezas que un día tuvimos, se van diluyendo una tras otra dejando paso a las dudas. Cuando no nos sale nada bien y somos incapaces de predecir el final de la racha; renunciar se convierte en una fácil y aceptable opción para dejar de sufrir. Y si además, escuchamos alrededor las voces destructoras de quienes "nos quieren ayudar" y que nos dicen cosas como: "Yo en tú lugar, abandonaría", lo más sencillo es bajar los brazos de una vez. Es curioso que todos los que nos quieren "ayudar" y que nos dan como advertencia renunciar, pongan todo el entusiasmo en ese consejo y apenas ninguno en decidir y decirnos: "A ver: ¿Qué necesitas de mi, para que tu sueño pueda triunfar?". Desistir ante un obstáculo que surge en mitad de nuestro camino hacia algo en lo que hemos empleado mucho esfuerzo, invertido talento, y desgastado tiempo, es una manera terrible de erradicar un sueño. Antes de cerrar y terminar con un sueño, deberíamos volvernos a preguntar por qué empezamos y si ha cambiado algo desde entonces; y no me refiero a las circunstancias, sino a aquello que nos impulsó a comenzar. Lo más probable es que la motivación siga existiendo, pero simplemente nos decepciona no obtener resultados todavía. Deberíamos concretar si lo que nos impide seguir es el miedo a fracasar y el hecho de no poder soportar una decepción ni ante nosotros ni ante los demás. Es decir, un miedo absurdo e ilógico a perder, cuando cada triunfo en la vida está emprendido por múltiples derrotas. Lo más triste de renunciar a un sueño es no llegar a saber nunca qué hubiera sido de nosotros de haberse cumplido. En qué nuevas personas nos hubiéramos convertido, que ya no seremos. A qué gente, qué lugares, qué experiencias hubiéramos conocido, y que ya no estarán. O quién, que si siguió intentándolo, se habrá apropiado de esa vida que hubiéramos querido para nosotros.

martes, 21 de febrero de 2012

Aunque estés lejos...

Este tiempo, este lugar. Empleado mal, errores. Demasiado tarde. ¿Quién soy yo para hacerte esperar? Solo una posibilidad, solo un respiro, por si acaso solo una vez, porque tu sabes que te quiero y te he querido desde hace mucho. Y te extraño estando lejos, demasiado lejos. Y en mi sueño mantengo que estarás conmigo y que nunca te iras. Dejo de respirar si ya no te veo más. De rodillas, te preguntaré que me des la oportunidad para un último baile, porque contigo yo resistiría todo el infierno para sostener tu mano. Daría todo, todo por nosotros. Daría cualquier cosa y no me rendiría estando demasiado lejos. Tu sabes lo que yo quiero. Quiero que digas porque necesito oírte decir te quiero. Descansa en mí y nunca me dejes ir, sigue respirando porque nunca te dejare ir.

Lo esencial se mantiene, no cambia.

Pensamientos insuperables para alimentar nuestros sueños y para recordarnos que en mitad de esta vida de vértigo, que somos incapaces de manejar con el criterio y la pausa necesarios, es conveniente frenar de cuando en cuando, desahogar tensiones, calmar la irracional urgencia de los ‘asuntos urgentes’ y dar cabida a lo esencial. ¿Qué es lo esencial? Aquello que dentro de cinco o diez años seguirá estando ahí, y no lo que transcurrido ese mismo tiempo, ni siquiera recordarás…

lunes, 20 de febrero de 2012

Ais.

No puedes evitar que alguien se cruce por tu camino, pero si que se quede en él.

sábado, 18 de febrero de 2012

Si quieres conocerte, observa a los demás.


Muchas veces nos comportamos como analfabetos emocionales cuando se trata de entender las motivaciones ajenas. Imaginamos que lo que impulsa a la gente hacia algo tiene una causa concreta, cuando en realidad la motivación es completamente diferente. Los sentimientos se nos escapan y hay que tener mucha sensibilidad para descubrir en mitad de la característica y agradable sonrisa que nos saluda, un trasfondo de penas y sufrimiento. Nos olvidamos que esa forma de actuar es también la nuestra y que los demás no son diferentes. ¿Qué ocurre?, nos preguntan. Nada, respondemos. Y se añade a modo de reto: ¿es que me tendría que pasar algo? Pues la mayor parte de las veces sí que pasa y descargar el corazón, ayuda. Escuchar es el camino para comprender. Y no se trata de alquilar tus orejas, sino de poner el corazón en la escucha, dando importancia a lo que a la otra parte si que le parece importante aunque a nosotros nos resulte infantil, ingenuo o inocente. Evitando juzgar y reprochar, porque la gente ya es suficientemente inteligente como para que alguien le venga con el conocido: "Parece mentira que no te dieras cuenta". Que si, que la gente se da cuenta sin que nadie se lo tenga que recriminar después...

viernes, 17 de febrero de 2012

Hay muchas cosas que me gustaría decirte, pero no sé cómo.

En realidad, me he dado cuenta que no te importa lo que diga, solo le das importancia a la consecuencia de mis palabras. Te crees lo que te digo, pero es solo una aproximación de todo lo que podría llegar a contarte. Verás, todos nos guardamos un as en la manga. Las propias palabras se pueden volver en nuestra contra y actuar negativamente hacia nosotros mismos. No pienses que te miento. Tan solo procuro establecer un margen para que todo vaya "bien" y evitar palabras necias, que luego se convierten en imprescindible para atacar. Tampoco es malo que no te lo diga todo, así puedes llegar a crearte una idea de lo que realmente buscas saber. Incluso si observas un poco, todo se muestra, sin hacer falta decirlo.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Vacío.

A veces tengo la sensación, esa que me corre como sangre por la vena, la que me hace ver y sentir las cosas de otra manera. Normalmente no suelo estar atenta de todo lo que me rodea y cuando lo descubro desaparece como la arena en las manos.
Hoy es una de esas tardes en las que suelo sentarme al lado de la ventana, sola, sin mirar a ninguna parte en concreto y pensar tan sólo en lo que me importa a mi, y nada más que a mi. De esas veces que ni le importa a nadie; una de esas tardes que piensas en lo que no puedes decirle a nadie, aunque tampoco sabrías como decirlo aunque lo intentaras. Y realmente tampoco tienes el valor de llevarlo a cabo. Es decir, todo aquello que te guardas para ti y para nadie más. Ninguna persona se llegaría a imaginar que esto es verdad, pensarían que son "rachas" pasajeras. Pensaban mal. En realidad, ni yo misma pensaba que todo este tiempo, pasaría así de rápido, hasta de algún modo, intentar y creer por olvidado todo aquello que recordaba y que ahora no quiero que ocurra de nuevo. Puedo hasta incluso decir, que es una de esas tardes que nunca podría apuntar en mi rutina. Tardes que esperas que no se repitan nunca más.

14-F.

Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única. 

domingo, 12 de febrero de 2012

I just wanna be happy.

Alguien me dijo una vez que tienes que elegir entre ganar o perder; no puedes tenerlo todo. No corras riesgos porque puedes sufrir. No ames en vano porque ese amor no te hará libre. Podría pararme a un lado y ver la vida pasar delante de mí, tan infeliz, pero lo evitaré mientras pueda. ¿Y qué pasa si me duele? ¿Qué pasa si me rompo en dos? ¡Qué! Si este mundo sólo me lanza al filo... Mis pies se quedan sin tierra que pisar, tengo que encontrar mi sitio, necesito oír mi sonido. No me importa el dolor, porque yo sólo intento ser feliz. Atrapándome. No puedo dejarlo ir, sólo intento jugar mi papel, que desaparece lentamente. No puedo quedarme a un lado y ver la vida pasar delante de mi, no puedo.

-


Y aquí me ves, huyendo de las complicaciones como alma que lleva el diablo. No siento lo que realmente tendría que sentir y mírame, no notas ni el más mínimo remordimiento en mi. Me gusta ver que estás ahí todo el rato, que me mandas canciones que a los dos nos gustan, quizás pensando que compartimos gustos. Te respondo de la misma manera que me gustaría que me respondieran, pero no te noto dónde deberías de estar. Hace tiempo estuve pensando en todo lo que he creado con la forma que tengo de hacer que seas feliz. Estuve dándole vueltas de la forma más optimista posible, cruzando las palabras que más me han dolido, porque aunque no lo creas, estoy totalmente convencida de que crees que yo he salido ganando. Al día siguiente de verte, te noté algo raro conmigo, demasiado mal humor..., vamos, que no soy para tanto. Tienes mejores cosas que hacer. Hasta yo estoy harta de mi misma.