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viernes, 25 de febrero de 2011

Words.


Con ellas somos capaces de describir nuestros mundos, que sin ellas caminaríamos ciegos. Expresan lo que sentimos, lo que no sentimos o lo que quisiéramos sentir y con ellas somos capaces de acariciar o de herir profundamente.
Si sabemos usarlas, serán como llaves que nos abran puertas. Nos permitirán conquistar o persuadir almas y tendremos además licencia para emocionar o para conmover y el privilegio de entusiasmar y de hacer soñar. Si las manejamos mal o directamente elegimos las peores, tendremos capacidad para destruir, una vía para humillar, talento para asustar y un catálogo completo de oportunidades perfectas para: vengar, menospreciar, degradar o simplemente decepcionar.
A veces es muy tarde cuando se descubre, pero si son magníficas, quizás suenen bien aunque no sean necesariamente ciertas. Las palabras bonitas -no lo olvidemos- a veces son mentira, puesto que lo bonito no tiene que ver con la sinceridad. Por el contrario, habrá palabras feas que serán auténticas y que aunque no nos gusten, habremos de fiarnos de ellas. Recuerda siempre que las palabras sinceras no suelen ser elegantes y que las elegantes no suelen ser sinceras.

Aprende todas las palabras que puedas y úsalas a diario. No te limites a conocerlas y a olvidarlas. Hay una palabra indicada para cada objeto, sentimiento, persona o momento en espera de que tú la encuentres y es una pena definir todo ello con nombres que no tienen relación. La vida no está llena de "cosas", está llena de PALABRAS.

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