Seguidores

domingo, 21 de agosto de 2011

Mañana siempre es tarde.


Mañana, siempre mañana. Tenemos una capacidad asombrosa para vivir en el mañana, despreciando la mayor parte de las veces el presente y como si la solución a todos nuestros problemas o inquietudes o el logro de nuestra mayor parte de felicidad o el mejor de nuestros momentos, sólo pudieran ser parte del futuro.
Creo que es poco inteligente desaprovechar o dejar correr los días pensando siempre en que los vamos a encontrar mejores. Las cosas no funcionan así. Lo que tenemos y disfrutamos, lo tenemos hoy, y quién sabe si lo tendremos mañana. Por tanto, fiarlo todo al porvenir aplazando las intenciones, no parece aconsejable.
Más nos vale hacernos a la idea, por dura que resulte plantearla, de que el mañana no existe. Que mañana es solo una vaga ilusión o una promesa que bien puede cumplirse o no. De esa manera, evitaríamos la tardanza de todo disfrute y el aplazamiento de proyectos, planes o sueños, que ciframos poder hacer siempre en el tiempo que llegará y nunca en el que estamos.
Un hoy vale por dos mañanas. La esencia de la vida está en el presente. El ayer pasó y el mañana es incierto y por ello deberíamos aprovechar el 'hoy', lo único que verdaderamente poseemos.
Piensa en todo lo que has pospuesto y empieza a hacerlo ya. ¿Son muchas tus acciones pendientes? Pues como todo, hazlas una a una, pero comenzando hoy. Para quien tiene claro lo que quiere, mañana siempre es tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario