Todo lo que me gustaría hacer trato de sacarlo del condicional y pasarlo a presente.
La semana por delante y en el mapa que nos guiará a través de ella, aparecen momentos repetidos con una cara muy definida y concreta en los que sabemos -sin necesidad de pensar demasiado- qué es lo que vamos a hacer casi con total exactitud.


Ahora bien, eso tampoco implica que no intentemos romper nunca la dinámica y no nos propongamos cambiar las pautas establecidas.
Todos tenemos cuentas pendientes con la vida. Cosas que nos gustaría hacer y que vamos posponiendo dándonos argumentos para justificarnos y salvar nuestra honrilla personal. Sueños y proyectos aplazados, incompletos, suspendidos, prorrogados, en trámite ... Hay que ponerse con ello y tratar de ir encajándolo en medio de la vida 'establecida'.
¿No es el momento? Nunca lo será si no decidimos un día concreto que ya está bien de soñar sin hacer y no establecemos un plan para ir tachando de la lista todas las cosas que hemos ido posponiendo. No tiene que resultar trágico, pero ya sabeís que esto de la vida tiene un límite.
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