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martes, 10 de diciembre de 2013

Como si la velocidad hiciera carretera.

Hoy tengo ganas, pero no ganas de ganar, sino de perder. De perderme en ti o contigo, o de perder contra ti. Yo que sé.

Y me pregunto, ¿cuántas canciones habrá de tu habitación a la mía? Cuántas ganas de transformar el mundo caben en un libro que nadie se arriesga a escribir en tu ausencia de besos.

Por eso tomo este atajo, porque la velocidad de lo nuestro siempre fue igual a tus ganas de correr. Me despido porque me dijiste adiós en el primer beso; el hecho de quererme siempre te supo a derrota y solo ganamos en relatos trágicos para aquel que quiera leerlos en nuestros imposibles.

Quizás si no hubiese puesto tanto empeño en odiarte, o tú tantos ceros en enamorarte; yo me habría dado cuenta de que no había mejor forma de morir y tú ya habrías perdido la cuenta.

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