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viernes, 6 de enero de 2012

Inocencia.

El mejor medio para hacer buenos a los niños es hacerlos felices.
Los padres, siempre empeñados en la sagrada tarea de preservar la infancia de sus hijos y prolongarla, si fuera posible, hasta más allá de lo que aconseja y establece su evolución natural, se angustian cada 6 de enero ante la posibilidad de que este sea por fin, y a pesar de sus desvelos, el “Día de Reyes” en el que sus pequeños descubran el "secreto mejor guardado" y que ello implique a la vez, el comienzo inevitable de su camino hacia el mundo adulto y la pérdida de la fe en los sueños y en la magia. En definitiva: el comienzo del fin de la inocencia.
Y sin embargo, la magia perdura para todo aquel dispuesto a seguir creyendo en ella. Y además, los sueños no desaparecen para quién persiste en seguir soñando.
Quizás, es lo que creo, los padres que temen el momento en el que sus hijos se planten ante ellos y les pregunten quiénes son los Reyes Magos, en realidad desconocen parte de la historia y por ello sospechan y esperan con angustia el momento. Si conocieran la historia al completo, estarían contentos de poder desvelar lo que tantos años han callado. Tú conoces la historia completa, ¿verdad?

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