Seguidores

viernes, 26 de abril de 2013

Carta de primavera.

Cada vez que nos encontramos como dos animales, nace un sueño que soy incapaz de rastrear.
La inspiración vuelve, pero tú eres más veloz que el resto del ciento volando.
Con el tiempo he conseguido amontonar granos de arena y convertirlos más tarde en montañas de rencor.
Llegamos al bar a la vez pero siempre abandona uno antes.
Sinceramente, ya no hay forma de diferenciar el dolor de ciertas discografías, no tengo canción. Tú eres mi nostalgia favorita.
Podría empezar desde el principio, pero no. Desde la sinceridad.
Ojalá no dar nada por sobreentendido. Ojalá haya respuestas. Ojalá lo de pasar página. Ojalá.
Pasar página, que en realidad es continuar escribiendo pero sin hacerlo encima. Estuve pensando y los árboles se hicieron libros. Ahora no sé en qué bosque nos besarán las flores los pies.
Soy un borrón de tinta, en esa novela que escribimos para tener algo tras lo que puedas esconderte cuando quieras volver a verme.

Cómo pasar página si ocupas siete.

Que te quiero no es novedad. Deseo más bien, pero no te tienes en pie conmigo. Desinterés supongo. Y ya no hablemos de cómo vas a apoyarte en mí si siempre estoy a punto de caerme.
Te cumples cada vez que pido un deseo. Pero. La lámpara desaparece y me quedo insegura, a oscuras en un bosque de árboles, que después serán libros llenos de frases escritas por otras manos a las que les dedicaré otros libros que seguirán hablando de ti.
Y tú tan indiferente, paseando por los sueños de cualquiera, te despides de tal compostura que dan ganas de borrar todo.
Por si tu aun no lo sabes, no se si podré quedarme, aunque tu tampoco me lo pides.
Solo hay un paso.
El que tu estés dispuesto a dar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario