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martes, 22 de mayo de 2012

(1) Quiéreme si te atreves.

Le ves. Le conoces. Le vuelves a ver. Idealizas. Se presenta. Le oyes. Tiene la voz más grave de lo que pensabas, pero está bien. Sonríe. Dientes bonitos pero no perfectos. Pelo corto tirando a largo. Moreno. No te llega a convencer. Habláis. Habláis. Habláis. Sólo piensas en hablar con él. Las expectativas siguen altas. Además escribe. No puede ser. No lo hace mal. Joder. Le lees. Le relees. En su último texto habla de un tema nuevo. Veamos. Buscas indirectamente alguna palabra que te relacione. La encuentras. Te lo niegas. ¿Por qué iba a escribir sobre mí? No seas egocéntrica, ok. Sí, era sobre mí. Escribes sobre él. Más obviamente que él, para que lo sepa de seguro. Ostia, que obvio te ha quedado. Seguro que lo lee y huye. Lo lee. (Huye). No huye. Dice que le gusta. Habláis. Le cuentas algo sobre tu anterior chico, para ver cómo progresa. Dice que se alegraría de que os vuelva a ir bien, que dónde hubo fuego siempre queda nosecuánto. Pasa un tiempo. No habláis. No te habla. Pasas de él un tiempo. Te busca. Te encuentra. Recuerdas ciertas cosas. ¿Y si está jugando? Quedáis. Hay tensión. Mucha. De la buena. Te entra. No te enteras. Menos mal. ¿Película? ok. Tumbados. Te abraza. Te muerde. Te mueves. Se acerca. Te mueves. Te aprieta. Se gira. Te giras. Boca. Labios. Beso. No te dice te quiero para no asustarte. Parque. De la mano. Inocencia. Besos por la ciudad. La ciudad parece Nueva York. Humedad. Lluvia. Sin paraguas. Sin ropa. Indescriptible. Llamadas que duran toda la noche con te quieros que se escapan. Conversación breve. Corta. Pusilánime. No te  reconoces a ti misma. Mariposas en el estómago. Despertar y dormir. Dormir y despertar pensando en él. Pero nada serio. Está claro por las dos partes. Clarísimo.

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